♫♫ A la música clásica se el han otorgado desde siempre diversos beneficios como reducir el estrés o provocar un mejor crecimiento de las plantas (esto se lo tendremos que preguntar a nuestra bióloga, Marina, a ver si es un mito o es completamente real). Pero, mientras esperamos a saber si sería bueno ponerles a nuestros geranios una buena lista de Spotify de Mozart o Bethoven, veamos algunos de los beneficios probados de la música clásica en nuestro cerebro: ♫♫
✔. La música causa las mismas emociones que el habla:
Según algunos estudios, la música tiene la capacidad de provocar escalofríos o hacer que nuestro corazón “se hinche de alegría”, incluso en diferentes culturas.. Por ejemplo, la música occidental causa emociones de excitación o alegría. Esto se debería a que la música imita las características tonales de la emoción de la voz, aprovechando nuestra capacidad de comunicación y nuestras asociaciones culturales de la misma forma.
✔. La música puede ayudarnos a recuperarnos tras un trasplante:
Pues si, según una investigación publicada en The Journal of Surgery Cardiothoraic, escuchar música clásica u ópera tras un trasplante de corazón puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso, ya que han encontrado que la música reduce la ansiedad, el dolor y las nauseas, incluso afirman que podría haber algún efecto sobre el sistema nervioso parasimpático (una parte del sistema nervioso cuya función es controlar cosas inconscientes de nuestro cuerpo, como la digestión). Según la investigación, realizada con ratones que recibieron un trasplante cardíaco, la música clásica alargaba el tiempo de vida del trasplante antes de que fallara respecto a otros tipos de música, posiblemente mejorando el sistema inmune según los investigadores, pero esto no está totalmente aclarado.
✔. La música clásica puede reducir el dolor y la ansiedad:
Relacionándolo con el ejemplo anterior, una investigación realizada por el Duke Cancer Institute encontró que usar auriculares con cancelación de ruido y en los que se escuchara música clásica (en este caso se escuchaba a Bach), redujo el dolor y la ansiedad durante una biopsia de próstata. Normalmente se produce aumento de presión arterial por la tensión y ansiedad, pero al poner la música no se dió tal aumento. Además, los que usaron auriculares informaron que sintieron menos dolor.
✔. Escuchar música clásica podría combatir el insomnio:
Como ya os comenté, primero hay que dejar de fumar (o no empezar), ya que el tabaco afecta a la calidad del sueño. Y, si aún así tenéis problemas para conciliar el sueño, una investigación de la Universidad de Toronto afirma que escuchar música clásica antes de dormir podría ayudar, ya que provocaría que nos durmamos más rápido y que, además, durmieramos más tiempo (¿para qué usar fármacos teniendo música? encima más económico oiga).
✔. El “Efecto Mozart” mejora de forma temporal el razonamiento espacio-temporal y la memoria a corto plazo:
Pues si, Mozart también tiene un efecto, aparte de grandes obras musicales. Este efecto consiste, según un meta-análisis de todas las investigaciones realizadas hasta 1999 sobre el tema, en que escuchar a Mozart causaria excitación, lo cual provocaria una mejora temporal del razonamiento espacial y de la memoria a corto plazo (pero nada de mejorar nuestro cociente intelectual, que nadie se ilusione). Según otro estudio realizado en 2003, esta mejora apenas duraría 15 minutos.
✔. La música clásica puede fomentar el desarrollo del cerebro en los niños:
Si bien hace unas semanas os hablé de los beneficios que tenía tocar un instrumento desde pequeño, resulta que este tipo de música ayuda a un mejor desarrollo cerebral, aunque no convierte en un genio a nadie. Pero, según un estudio realizado por el Dr. Gordon Shaw, de la Universidad de California-Irvine, los niños que escuchaban a Mozart y luego estudiaban piano.